jueves, 11 de diciembre de 2014

BURUNDANGA- ¿La nueva modalidad que aterra a las jóvenes marplatenses?

Es normal ver jóvenes y adolescentes asistir a discotecas, boliches y lugares de esparcimiento, como así también regresar de ellos. Desde hace un tiempo, no podemos estar tan seguros. Ya sea por inseguridad, drogas, alcohol o incluso, una pelea callejera, nuestros jóvenes corren un gran peligro al salir de casa. En esta oportunidad, el antagonista será la burundanga, una droga que “asesina” la voluntad.


Para el presente informe, tuvimos la oportunidad de hablar con Carina Luque, una psicopedagoga inmersa y comprometida con el comportamiento adolescente, quien responsabilizó a “las familias disfuncionales, el cambio de roles y la competencia entre padres e hijos”, como principales motivaciones de los victimarios. Así también, aseguró que lo que buscan estos jóvenes es la “sensación de superioridad al someter y apropiarse de una persona contra su voluntad”.

La psicopedagoga no sólo hizo referencia a las cuestiones sociales, históricas y culturales que llevan a la errónea y peligrosa manipulación de la burundanga o escopolamina, sino que también nos contó la forma en que actúa: “tarda entre dos y cinco minutos (…) produciendo la ingesta y secreción glandular, la suspensión de la producción de saliva, con sequedad bucal y dificultades al deglutir y al hablar. Se produce también una ceguera transitoria”.

Una vez más, los menos experimentados de la sociedad se complementan con el peligro. “La pérdida de memoria y la inconsciencia total son otros efectos a adherir”, continuó. Ya desvirtuado el uso de esta droga y con las aclaraciones de Carina Luque, no quedan más dudas de su utilidad: “apoderarse de la voluntad ajena”. Y es así como en nuestra ciudad ya se han constatado dos casos de violación y violencia. 

Alertan por casos deviolaciones con burundanga en la ciudad: primero, una joven cuyo abuso data del verano anterior y luego, hace solo apenas unas semanas, una mujer de unos treinta años. Ambas en un bar, a ambas le ofrecieron un trago y fundamentalmente, ambas perdieron todo registro o memoria de lo que ocurrió después. Conquista, adormecimiento o inconsciencia, violaciones, golpes, amanecer, desesperación, olvido. Esta parece ser la secuencia de los casos.  Demasiadas similitudes para no sospechar de un factor común: ¿la burundanga?


Patricia Gordón, presidenta de la ONG EnRed, fue contactada por ambas mujeres para una mayor contención psicológica ya que una de ellas se encuentra en un “estado de estrés pos traumático”, según contó la representante de la organización. A su vez, dio un mensaje claro y conciso para una mayor protección ante estas situaciones violentas: “tener algún tipo de precaución y estar advertido de que esto pasa”, concluyó.

Y así es como deberían estar jóvenes, adultos y ancianos. Tomando recaudos. Por eso, decidimos ver si aquellos que más expuestos se encuentran tienen consciencia de lo que ocurre. Conversamos con Florencia Cano, una adolescente de 20 años que acostumbra salir constantemente. Lejos de mostrarse preocupada o alterada por la burundanga, acusa no temerle ni sentirle próximo ya que nadie de su entorno ha padecido una situación semejante a las descriptas previamente.


En cuanto se le preguntó a la joven por el tema alcohol fue contundente: “depende del lugar en el que estés se emborrachan más o menos, los jóvenes (…). En mi caso muchas veces he aceptado tragos y… hay que tener más precaución pero en el momento no lo vemos”.

Dentro de los malos usos de la burundanga, también debe mencionarse que se emplean para robos y secuestros. En sus comienzos, la única función de esta droga era limitar e incluso eliminar por completo, los mareos en los medios de transporte. Su dosis era mínima al igual que el efecto.

En los últimos tiempos su uso se ha frecuentado, convirtiéndose en la herramienta preferida por delincuentes, abusadores o gente de mala fe que emplearán la burundanga para hacerse de las decisiones, voluntad,  consciencia y conocimientos ajenos. Los afectados pierden todo tipo de resistencia, pudiendo ser inducidas a realizar cualquier actividad sin tener noción lo que realmente ocurre.

Por tal motivo, entendemos la peligrosidad y prejuicios que esto contrae. Si bien no hay forma de revertir la situación, debemos prestar mayor atención, colaborar con el prójimo si lo vemos en “situaciones sospechosas o de alarma”, hablar, perder el temor, hacer denuncias, advertir. En fin, trabajar en comunidad.

Quienes necesiten asistencia pueden acercarse a la sede de la ONG EnRed, en Santa Fe 2946 (pasillo fondo), o pueden comunicarse al 156-017711.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario